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Rebotando de una cosa a otra

Literatura, cine, cómics, televisión, música, amigurumis, anime, antropología barata, opiniones y todo lo que se me ocurra.

viernes, 12 de febrero de 2010

"Tranquilo, tenemos tallas elefantito"

Acabo de leer, con cierto retraso he de admitir, el maravilloso blog de Marijo Grass, en el que nos va narrando diferentes episodios de su vida. Su encuentro con la típica vecina que se permite criticar cualquier cosa porque ella lo vale me ha recordado una anécdota de mi infancia.

De pequeño era el gordo oficial del colegio, estaba tan gordo que no era capaz de saltar el potro en la clase de gimnasia y cuando jugábamos al escondite mis compañeros de juego se escondían detrás de mi... y encima no era capaz de vocalizar por culpa del frenillo, imagínense el cachondeo.

"Tenemos tallas elefantito"
Señal a la puerta de mi colegio que indicaba a los conductores de mi presencia para que no los atropellara.


Mi gordura, que tenia entidad propia, lo juro, y yo crecimos hasta que llegamos a la edad de hacer la comunión. Recuerdo que mis compañeros de catequesis la querían tomar por la futura montaña de regalos y dinero proveniente de familiares y amigos, yo, simplemente, no quería. Me daba vergüenza que me viera toda la gente que fuera a la ceremonia. Encima no me creía lo que nos enseñaban en las clases de catequesis, me aburrían mortalmente los libros que leíamos y me inventaba las letras de las canciones. A lo dicho anteriormente súmenle la presencia del "Nono", el típico vecino con problemas mentales, que se ponía a cantar con nosotros e interrumpía las clases para asegurar que la virgen María vivía al lado de su casa. Terrorífico. Lo único que me atraía era la posibilidad de que mi tío se trajera su cámara de vídeo, que en aquel momento era lo más, para que me la dejara y así grabar a la gente.


A mi padre le hacia ilusión verme vestido de marinerito, como él a mi edad. Cuando llego el momento mi madre me llevo a la tienda más cercana a comprarme el traje. Por aquel entonces ya me llevaban al endocrino para que perdiera peso, pero era una misión imposible: la grasa me amaba y no me dejaría por las buenas, además, si yo se lo pedía, era capaz de atacar a mis enemigos, como las ratas de Willard oiga. Así que íbamos mentalizados con que el traje me lo tendrían que hacer a medida. La tienda estaba al lado de la iglesia donde haría la comunión y aquel día parecía que todas las madres se habían puesto de acuerdo para comprar juntas los trajes. Al poco de entrar se nos acerco el sastre que llevaba el establecimiento y empezó a hablar con mi madre, no les presté atención porque estaba con un@s compañer@s de catequesis al otro extremo de la tienda. Mi madre me llamo y corrí a su lado, entonces el sastre se agacho hasta llegar a mi altura. Mirándome con superioridad y pasando su mano por mi cabeza me dijo con un tono paternalista "tu tranquilo que tenemos tallas elefantito". Me tuvieron que sacar por la fuerza de la tienda. Imaginense, me enfade y llevaba tanta mala leche reprimida por las burlas del colegio que explote y fue como una bomba atómica. Tod@s l@s presentes se sorprendieron, nadie imaginaba que un niño tan calladito y educado, un niño que pasaba desapercibido pese a que era imposible no tropezar con él tuviera un vocabulario tan surtido en cuanto a insultos. Tantos años siendo el que los recibía me tenían que servir de algo, ¿no?

Campanario Iglesia San Miguel (Catarroja)
Campanario de la iglesia donde tome la comunión

Cuando consiguieron sacarme a la calle mi madre empezó a reírse como nunca la había visto hasta aquel momento. Cuando se le paso el ataque de risa y pese a que mi cara seguía roja de rabia me regaño diciéndome que nunca tenía que hablar así a mis mayores y me arrastro dentro para que me disculpara. Lo hice, pero sin mirarle a la cara, yo tenía la razón y si le pedía disculpas era porque me lo había dicho mi madre (¡¡maldito Freud y sus etapas psicosexuales!!). Entonces fue mi madre, hablándole en valenciano, lo cual indicaba que iba en serio, quien lo puso verde, como disculpa el sastre nos dijo que haría una pequeña rebaja en el precio, pero lo que no se imaginaba cuando dijo eso era que en toda la tienda no había ningún traje en el cual entraran mis abundantes carnes, así que me tuvo que hacer el traje a medida cobrándonos de menos. Venganza divina se llama.

5 comentarios:

  1. ¿El Nono hacía aparicione estelares? ¡¡Qué guay!! Aún recuerdo cuando se me sentó al lado de un banco en el mercado y me dijo: "Vete Satanás antes de que vaya yo" O_o en fin ¬¬

    ¿Dónde está esa maravillosa foto de tu comunión? jojojojojo me quedé tan =80 que no pude ni reirme :S

    Nota: yo he estado delante cuando has estallado y... es para salir corriendo O_o

    Notabis: nunca me cansaré de esta historia XDDDD tallas elefantito XDDDDD

    Notabisbis: a mi también me hicieron el traje a medida... pero lo mío fue por la altura T_T siempre he sido una jirafilla...

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  2. jajajajajaja pobre! seguro que encima el tio te lo decia con la típica voz de subnormal de cuando los adultos hablan a los niños!!! ajajjaja maldita sea!!! xD

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  3. Ay, querido sr. nocivo, menos mal que ahora podemos reirnos de esas desgracias. Lo de la talla elefantito es casi peor que lo de mi bruja malvada. Yo no estaba gorda pero sí era redonda en mi infancia: mis hermanos, todos sílfides, se comían mis flanes de postre, jajajaja.

    En fin, me alegra muchísimo que mi entrada le haya recordado ese episodio tan rocambolesco de su infancia. Ahí está la clave: todas nuestras miserias y momentos traumáticos son una gran fuente de inspiración.

    Solo un detalle: lo que escribo son relatos de ficción, inspirados en imágenes escogidas al azar de mi archivo personal y de alguna anécdota más o menos autobiográfica como en el caso de esta señora que me traumatizó en mi infancia diciéndome que era fea y que eso suponía una gran desgracia para mi madre. En fin, he disfrutado muchísimo con esta historia tan veraz!!

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  4. Heaven666: sí, hija, sí, el Nono hacia apariciones estelares y nos daba un miedo atroz, cuando cantaba parecía un fantasma y a veces nos perseguía de camino a casa gritándonos cosas sobre dios, la virgen y el demonio...

    Bertoff: si que utilizó ese tono... que rabia me da cuando hablan a los niños como si fueran incapaces de entender lo que se les dice.

    Jo Grass: aún así seguiré disfrutando de su blog.

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  5. A mi no me compraron el traje todo lleno de galones super ortera que queria para mi comunion, era asqueroso que te pidieran tu opinion si no la ivan a tener en cuenta para nada. Por lo demas mi comunion genial, yo que tengo mazo de familia que solo veo en ese tipo de ocasiones (sobre todo primos) con la cual por lo general me llevo bien. Y me hicieron mazo de regalos y me dieron un moton de pasta (materialista yo? que va) a la par que yo por aquel entonces aun creia en los Reyes Magos y en Dios, asi que todo guay aunque mi opinion no importara.

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