Reseña literaria: La cata -Roald Dahl, ilustraciones de Iban Barrenetxea, ed. Nórdica libros-

Espacio para contaros, con mi habitual falta de vergüenza y mucha egolatría, que me ha parecido tal y cual libro.

No sé si os he contado que soy muy fan de los libros infantiles de este autor, básicamente porque fueron algunas de mis primeras lecturas cuando comenzaba cogerle el gusto a esto de leer, así que cuando vi esta preciosa edición de La cata por parte de Nórdica, ilustrada por Iban Barrenetxea –que me robó el corazón con su trabajo para la edición de Blancanieves, también de esta editorial y reseñada aquí–, me encapriché de este libro.

Sinopsis

Mike Schofield invita a cenar junto a su familia al gourmet Richard Pratt, con quien suele hacer pequeñas apuestas sobre si será capaz de adivinar la procedencia y el año del vino que beben. Pero para esta cena Schofield tiene un vino realmente especial y como está seguro que Pratt no podrá acertar cual es, la apuesta será mayor que nunca y con consecuencias inesperadas.

Opinión

¿Cómo no encapricharse de este libro? Es cierto que en un principio La cata entra por los ojos, ya que la edición de Nórdica libros es preciosa, pero cuando lo lees es cuando te enamora por completo. 

Es envidiable la capacidad que Roald Dahl tiene para meternos en la situación y definir perfectamente a los personajes con tan pocas y adecuadas palabras, demostrando su dominio del relato corto. Así pues desde la aparición de Schofield y Pratt sabemos que el primero es orgulloso y prepotente, mientras que el segundo es grosero e impertinente. Los odiamos inmediatamente porque sus defectos son mayores y más definitorios que sus virtudes. Además, esta parte de la personalidad de los protagonistas destaca más porque la historia está narrada por un tercer personaje. 

Que el narrador sea otro invitado a la cena, cuya presencia no tiene más peso sobre los acontecimientos, nos convierte en testigos indirectos de todo lo que sucede, así como en sus cómplices, pues su relato es totalmente subjetivo en lo que respecta a sus impresiones de la situación y su opinión sobre los demás implicados. Además, nos transmite toda la tensión que se genera a partir de la degeneración de una apuesta que, al principio, es una tontería y que crece tanto que termina por enredar a terceras personas, creando una situación incómoda y difícil. Esa misma degeneración de la situación, el carácter de sus personajes principales y la tensión creciente es lo que te engancha, porque necesitas saber que va a suceder, contagiándote de la crispación que invade a los personajes, mientras que Dahl, sin prisa pero sin pausa, se va acercando a un desenlace que resulta terriblemente divertido y que evidencia la ruindad de los protagonistas. 

Por su lado, las maravillosas ilustraciones de Iban Barrenetxea resultan ser el complemento perfecto para el texto. Definen el espacio y los personajes, los cuales transmiten muchísimo a partir de las pequeñas variaciones de la expresión de sus rostros y la posición corporal. Os juro que se puede seguir el relato con tan solo observar las ilustraciones, porque no solo acompañan, sino que tienen una función narrativa que engrandecen a un más el relato. 

En fin... 

La cata es un relato espectacular que debería incluso convencer incluso a esas personas que no disfrutan de los relatos cortos, acompañado de una edición preciosa y unas ilustraciones que se ciñen al texto como un guante. Simplemente imprescindible, una de mis lecturas favoritas de este año. 

Recomendado a: fans de Dahl y a quienes busquen una buena lectura. 

Lo peor: que mucha gente se lo pierda por no disfrutar de los relatos cortos. 

Lo mejor: el texto en sí como la edición y las ilustraciones son como para enamorarse.

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