Parece que el manga y en anime ha muerto ante el aluvión de series clónicas que tratan de cómo ver las bragas de la protagonista o de esforzados jovencitos luchan ante enemigos cada vez más fuertes mientras intentan ver las bragas de la coprotagonista, pero si uno está atento puede encontrar joyas como Yojouhan Shinwa Taikei (The Tatamy Galaxy), serie de 11 episodios dirigida por Masaaki Yuasa a quien habrá que seguirle la pista porque podría ser el nuevo Satoshi Kon.
Cada capítulo cuenta como un chico con gafas (nunca sabemos su nombre) espera tener una “vida universitaria de color de rosa”, con muchos amigos y una novia de largos cabellos negros, por lo que se une a un club extraescolar. Pero ante su incapacidad para relacionarse fracasa en sus intenciones y el único que se le acerca es Ozu, un chico con cara de diablo que lo arrastra en sus travesuras y termina de hundirlo socialmente. En su tercer año universitario, pese a la cercanía con Akashi, una compañera un año menor que él, y una adivina que le advierte que no deje pasar una oportunidad que tiene frente a sus ojos o se quedará “atrapado”, termina por hundirse y desea volver atrás en el tiempo y unirse a otro club. Dicho y hecho: el tiempo retrocede y al siguiente capítulo todo empieza de nuevo.
Leída así la sinopsis puede dar la impresión que cada capítulo “cuenta lo mismo”, pero en realidad esta estructura es una trampa muy bien pensada por los guionistas y en cada episodio hay diferencias: la estructura temporal de cada capítulo no es cronológica, sino que va saltando del presente al pasado una y otra vez; el contexto (el club) siempre cambia; hay pequeñas diferencias nada gratuitas en las situaciones que sí se repiten una y otra vez y los personajes secundarios, perfectamente definidos, no aparecen en cada episodio. Siempre hay pequeños detalles, preguntas sin responder y situaciones sin sentido que se van acumulando como piezas de un puzzle que uno no sabe dónde colocar hasta que en los dos últimos episodios terminan encajando y todo queda bien cerrado. El guión esta tan bien pensado que incluso se permite un pequeño arco argumental entre los capítulos 6, 7 y 8 que rompe con la repetición vista hasta el momento. Tal vez esta estructura tan enrevesada se deba a que la serie se dirige a un público adulto, por lo que se ahorra las concesiones para el público adolescente, y a que adapta una novela de mismo título de Morimi Tomihiko publicada en 2004 en vez de un manga juvenil.
Visualmente la serie es una delicia, a un dibujo sencillo y delicado se le une el uso de fotografías en los fondos, elementos realizados en 3D y unos colores planos y texturas que refuerzan los sentimientos del protagonista y le da un toque retro. El diseño de personajes los define perfectamente y la animación es más que buena, que para algo produce la Madhouse y, además, se aleja de las series más comerciales al tener elementos “experimentales”.
Lo peor: que no salga doblada al español, porque los monólogos son tan rápidos que hay que parar la reproducción para leer los subtítulos.
También destaca la maravillosa banda sonora compuesta por Michiru Oshima y que se mueve entre las expectativas, sentimientos y frustraciones del protagonista y la descripción de los personajes secundarios. Por cierto, la canción de esta semana es el opening de esta serie.
Un ejemplo de la BSO
Una serie distinta, más complicada que compleja y que genera muchos sentimientos gracias a unos personajes bien definidos y a una preciosa banda sonora, pero que si uno no tiene paciencia o no se fija puede abandonarla al tercer episodio por parecerle repetitiva, cuando en realidad no lo es (tanto), o por el agotamiento y el estrés que generan los rapidísimos monólogos con los que el protagonista narra sus dos primeros años universitarios y que dificultan la lectura de los subtítulos. Personalmente me ha gustado muchísimo y no entiendo por qué he esperado a verla ahora cuando hace un año (se emitió en 2010) que le eche el ojo. Una pequeña obra maestra.
Lo mejor: la tramposa estructura, los personajes, su aspecto visual y la banda sonora.
Lo peor: que no salga doblada al español, porque los monólogos son tan rápidos que hay que parar la reproducción para leer los subtítulos.
A ver si se va a convertir en mi anime para el verano... Aunque eso del nuevo Satoshi Kon me parece que son palabras mayores, tendré que verla y contrastar...
ResponderEliminar¿Conoces Baccano? No sé por qué, pero me ha dado que puede gustarte. :)
Mathrael: A mi me ha encantado y he empezado a ver otra serie de este director (Kaiba).
ResponderEliminarDa la casualidad que tenia pensado empezar a ver Baccano! la semana que viene.
¡Qué original!!! Y Cuánto aprendo contigo!! me gusta todo lo que cuentas sobre la estructura de la serie; la banda sonora también es deliciosa. A ver si me dedico una tarde de domingo lluvioso a verla!
ResponderEliminarBuen finde!
Lo peor: que no salga doblada al español, porque los monólogos son tan rápidos que hay que parar la reproducción para leer los subtítulos
ResponderEliminarQue bueno saber que no he sido la única frenando de tanto en tanto para leer. Lo demás es increíble!