Ayer fuí con Corlecs a ver la última producción de Ghibli que se estrena en España: Arrietty y el mundo de los diminutos, adaptación de las novelas The Borrowers de Mary Norton, guionizada por Hayao Miyazaki y dirigida por Hiromasa Yonebayashi, que debuta como directos en esta película tras trabajar varios años como animador en el estudio.
La cinta se centra en mostrarnos el modo de vida de Arrietty y su familia, seres diminutos de no más 10 cm. que viven escondidos en una casa de campo de la que toman prestado todo lo que necesitan y como su apacible existencia cambia cuando Arrietty, movida por su curiosidad, permite que Sho, un adolescente humano que ha ido a la casa a pasar una temporada antes de enfrentarse a una operación a vida o muerte, la vea.
Parece que el tamaño de Arrietty y sus padres y sus utensilios han terminado por influenciar todos los aspectos de la cinta, porque si en las últimas películas de Hayao Miyazaki la imaginación campaba libre y anárquica, en la primera película de Yonebayashi se acerca más al minimalismo de Mi vecino Totoro y a la cotidianidad de Nicky, la aprendiz de bruja, que a la exuberancia de El viaje de Chihiro o Ponyo en el acantilado, siendo la parte más intimista de la historia y el detallismo de los pequeños detalles lo que impera en la cinta.
Visualmente la película es impresionante,dejando de lado los bonitos, sencillos y funcionales diseños de personajes marca de la casa, hay que remarcar la composición de los planos para explotar el enorme contraste entre el pequeño tamaño de los diminutos y la casa de los humanos, los detalles como el óxido que cubre los clavos y las grapas que ejercen de escaleras, los sellos que decoran a modo de cuadros las pareces de la casa de Arrietty, la animación de los líquidos, las texturas de las paredes, muebles, telas y papeles pintados. El montaje de sonido también ayuda a que el espectador se sienta como un diminuto más, cuando la cámara se pone a la altura de Arrietty y los suyos los ruidos se intensifican y hasta el roce de la ropa se vuelve ensordecedor. Por supuesto la animación esta a la altura y consigue, junto al dibujo, que los movimientos y los gestos de los personajes sean expresivos y creíbles.
De todas formas un buen apartado técnico no importa si no acompaña una buena historia y Arrietty la tiene, aunque es terriblemente sencilla, simplemente nos cuenta la amistad entre un adolescente solitario y enfermo que ha perdido las ganas de vivir y una quinceañera de 10 cm. de altura llena de curiosidad y energía que no se acobarda ante nada. Cotidianidad, ternura sin azúcar añadido y un sentido del humor sutil pero presente.
Comentario a parte merece la banda sonora compuesta por Cécile Corbel, arpista, compositora y cantante enmarcada en el sonido folk celta que otorga a la película una atmósfera tan anacrónica (la historia esta situada en Japón) como romántica, mágica y tierna. La música se adapta a cada una de las escenas que acompaña a la perfección y no entiendo las críticas que algunos fans que afirman que la banda sonora desvirtúa el conjunto de la película. Es cierto que hay mejores soundtrack y que Joe Hisaishi (compositor de cabecera de Miyazaki) es muy grande, pero en este caso no podría existir una banda sonora más apropiada para acompañar a Arrietty en sus incursiones por el mundo de los adultos ni para describir las emociones que ella y Sho sienten.
Servidor salio emocionado de la sala de proyección porque había encontrado justo lo que buscaba: una película con un gran nivel técnico y que fuera capaz de emocionar de la manera más pura posible. Tal vez el único detalle criticable fue una mujer que llego con una panda de niñ@ una vez empezada la película y que los abandonó allí a su suerte mientras se levantaban, hablaban y molestaban al resto de espectadores. El Studio Ghibli ha encontrado en Hiromasa Yonebayashi al perfecto relevo generacional que tanto Miyazaki como Isao Takahata, la otra cabeza pensante del estudio, estaban buscando para sustituirles.
X-D
ResponderEliminarBueno, los dibujos animados japoneses son todo un mundo del que tú tienes amplio conocimineto ¡chapó! He visto poco y tengo muchas anotadas que tengo que pedir prestadas. Soy un desastre, vi una que me encantó de una panda de un alcoholico, una niña escapada y un travesti que encuentran a un bebé abandonado y le sacan adeñante... cuyo título no recuerdo ¿me la recuerdas?
Si fuera niño petardo no molestaría a Julia-chan, buena advertencia la suya.
Julia Chan: A mi me encantó, así que estoy seguro que a ti también te gustará.
ResponderEliminarA-B-C: la película de la que hablas es Tokyo Godfather, de Satoshi Kon, un director que dejo tras de si una carrera muy interesante.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminaray! pues que bien! habrá que verla ;)
ResponderEliminarDeseando estoy que llegue el finde para encontrar el momento de ir a verla. Después de leer tu magnífica reseña todavía quiero que llegue antes el momento!!!
ResponderEliminarCristinella y Jo Grass: Pues sí, hay que verla porque pese a que no es una de las grandes del studio ghiblie es muy bonita y agradable.
ResponderEliminarJo Grass: Me alegro de verte de vuelta ;)
Gracias, Nocivo. Lo que me has contado de Lady Oscar me llama mucho la atención a un nivel muy personal, a ver si me hago con La Rosa de Versalles. En cuanto a ésta, acabo de ver dónde la echan... espero verla este finde
ResponderEliminarBesos,
Hola.
ResponderEliminarLa verdad es que tengo muchas ganas de ver esta película, ya desde Porco Rosso que Miyazaki me conquistó y no me ha decepcionado en todo este tiempo
Deseando poder ir a verla un día de estos.
ResponderEliminarAunque no soy un gran amante de la animación japonesa si es de Miyazaki creo que valdrá la pena verla.
ResponderEliminarSi se pasa por mi blog, Sr.Nocivo, verá que le envío recuerdos. Saludos. Borgo.