Espacio para contaros, con mi habitual falta de vergüenza y mucha egolatría, que me ha parecido tal y cual libro.
Al final voy a tener que crear una sección para Javier Quevedo, porque tras dos reseñas -Cuerpos descosidos y Lo que sueñan los insectos- y una entrevista dividida en dos partes que puedes leer aquí y aquí, hoy te veoy a hablar de El manjar inmundo, su tercera y hasta hace un par de días su última novela, porque el jueves pasado anunciaba por sus redes sociales que ya ha terminado su nuevo libro y que iba a registrarlo. Tal y como le he dicho, ya tengo ganas de leerlo.
Sinopsis
Un pueblo pesquero con una extraña prohibición, una pequeña vendedora de cerillas, un vestido rojo, una prisionera, un corazón enterrado bajo un rosal, una capa roja, la ambición por desmitificar una torre perdida en medio del bosque, el atrevimiento de quien no sabe que es el miedo, el ansia por comer carne prohibida, el último tabú, criaturas de feria y la preparación de la novia perfecta, elementos que esconden tras ellos el mayor horror, pero también la belleza más oscura y maliciosa que se esconde en lo más profundo de la mente humana.
Opinión
Siempre me han gustado los cuentos clásicos de toda la vida, me han acompañado -como a todos- desde mi más tierna infancia, pero he de reconocer que en mi caso me he acercado a ellos desde un sentimiento morboso de crueldad: en realidad los cuentos clásicos son violentos y oscuros, por mucho que Disney y otras mentes bien pensantes se esfuercen en decirnos lo contrario. Todos sabemos que en Caperucita Roja, Rapunzel o en La bella durmiente hay una explícita carga sexual, mientras que otros como Cenicienta, Blancanieves o Pedro y el lobo resultan más violentos.
Y parece que a Javier Quevedo también le atraen más esos impulsos primarios que se esconden en las versiones más primigenias de los cuentos. El manjar inmundo es una compilación de 13 adaptaciones de cuentos clásicos que todos conocemos como Cenicienta, Barba Azul, La Bella y la Bestia, El flautista de Hamelín o Blancanieves.
Una cosa que no me gusta de los reteelings es que cogen a un personaje ya conocido y lo meten en una ambientación distinta de la historia original... para terminar contando lo mismo. En este caso no es así. Uno de los grandes logos del libro es que Javier se marca un triple salto mortal y se lleva los cuentos a su terreno, creando historias totalmente nuevas a partir de las premisas originales de las que rescata algún elemento a modo de pequeña referencia. En ocasiones cambia tanto las historias que, si no fuera por la cita al cuento original con la que se abre cada relato, costaría mucho darse cuenta de en qué cuento se inspira, detalle que personalmente me ha gustado, pues demuestra hasta qué punto El manjar inmundo se aleja de los reteelings para demostrar ser un libro mucho más original, personal e interesante.
El otro gran logro de Javier Quevedo es la manera en la que construye las historias: el autor se toma su tiempo para introducirnos a los personajes, crear la atmósfera adecuada, retorcer las palabras para que las descripciones más hermosas resulten repugnantes y conseguir un cruce perfecto entre las convenciones narrativas de los cuentos clásicos y de los relatos de terror en los que se reflejan, porque El manjar inmundo no juega a llenar de sangre y vísceras los cuentos clásicos, sino que cada relato deconstruido está influenciado por los distintos subgéneros de la literatura de terror, desde el gótico al decadentismo, pasando por el género zombie, los monstruos y el terror cósmico de Lovecarft.
Una cosa que no me gusta de los reteelings es que cogen a un personaje ya conocido y lo meten en una ambientación distinta de la historia original... para terminar contando lo mismo. En este caso no es así. Uno de los grandes logos del libro es que Javier se marca un triple salto mortal y se lleva los cuentos a su terreno, creando historias totalmente nuevas a partir de las premisas originales de las que rescata algún elemento a modo de pequeña referencia. En ocasiones cambia tanto las historias que, si no fuera por la cita al cuento original con la que se abre cada relato, costaría mucho darse cuenta de en qué cuento se inspira, detalle que personalmente me ha gustado, pues demuestra hasta qué punto El manjar inmundo se aleja de los reteelings para demostrar ser un libro mucho más original, personal e interesante.
El otro gran logro de Javier Quevedo es la manera en la que construye las historias: el autor se toma su tiempo para introducirnos a los personajes, crear la atmósfera adecuada, retorcer las palabras para que las descripciones más hermosas resulten repugnantes y conseguir un cruce perfecto entre las convenciones narrativas de los cuentos clásicos y de los relatos de terror en los que se reflejan, porque El manjar inmundo no juega a llenar de sangre y vísceras los cuentos clásicos, sino que cada relato deconstruido está influenciado por los distintos subgéneros de la literatura de terror, desde el gótico al decadentismo, pasando por el género zombie, los monstruos y el terror cósmico de Lovecarft.
En fin...
En El manjar inmundo, Javier Quevedo se aproxima a sus fuentes de una forma atrevida y valiente, transformando totalmente los cuentos clásicos vistiéndolos con un lenguaje elegante y llenándolos de nuevas referencias y significados, trasformándolos por completo para que la lectura resulte sorprendente, atractiva y adictiva. Y vaya si lo consigue. Nunca el horror ha sido tan hermoso como repugnante.
Recomendada a: quienes saben que los cuentos clásicos son, en el fondo, un oscuro pozo de sadismo.
Lo peor: al ser un libro de relatos no todos pueden gustarte por igual y hay dos de ellos que no me han encandilado tanto como los demás.
Lo + peor: que alguien crea que no es más que un simple retelling que busca el camino más fácil para llegar al lector.
Lo mejor: la valentía de atreverse a transformar por completo los cuentos en los que se inspira y las nuevas referencias que les otorga.
Lo + mejor: la elegancia narrativa y la construcción de las historias, es una lectura que hay que saborear poco a poco para disfrutar del uso del lenguaje y la creación de la atmósfera de cada relato.
Lo + mejor: la elegancia narrativa y la construcción de las historias, es una lectura que hay que saborear poco a poco para disfrutar del uso del lenguaje y la creación de la atmósfera de cada relato.
Hola^^
ResponderEliminarMira que no soy de leer libros de relatos pero este me ha llamado mucho la atención así que queda más que apuntado que creo que me va a gustar mucho.
un besote!
Pues sí, me lo apunto sin duda.
ResponderEliminarUn beso :)
Estoy elaborando una lista de lecturas pendientes y este que reseñas me ha llamado la atención. Últimamente me estoy alejando demasiado de la literatura de nuestro país, y quiero empezar a frenar esa tendencia. Buena recomendación, Me la apunto.
ResponderEliminar¡Nos leemos! ;)
Creo que me encantaría, aunque si no son demasiado sádicos o gores (supongo que gores no lo son por lo que comentas de que no lo llena todo de vísceras)
ResponderEliminarBesos!
Hola! ^^
ResponderEliminarDesde luego la portada no tiene desperdicio xD
Lo malo que tienen los libros de relatos es que no todos pueden gustarte. Yo los últimos que he empezado he terminado abandonándolos, porque no me gustaba casi ninguno. Y con este creo que me va a pasar lo mismo, así que de momento no creo que lo lea.
Besos!
Sin duda es un libro perfecto para mi que adoro lo macabro y siniestro, aun debo reconocer q a la niña que vende cerillas le tengo un poco de miedo desde pequeña, con todo ese rollo de morirse de frío....brrrrrrrrrrrr!
ResponderEliminar¡Hola! Me has convencido totalmente, necesito leer este libro YA!! Me gusta que el autor se lleve las historias a su terreno, tengo muchas ganas de ver que tal es >.< Y ya se sabe cuando es una compilación de relatos es normal que no todos gusten por igual. Gracias por la reseña.
ResponderEliminarBesos.
Oooh... ¡Muchas gracias! Me ha encantado. :*
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