Leo en el siempre interesante blog de Absence como se sacan las miserias de Enid Blyton y esa cara más desconocida que se reservaba para la intimidad de su hogar. Esto me recuerda a ese lado oscuro que siempre sale a relucir de escritores infantiles.

Charles Dodgson (más conocido como Lewis Carroll), autor de "Las aventura de Alicia en el País de las Maravillas", estaba obsesionado con las niñas, a las que fotografiaba en situaciones, posturas y vestimentas no siempre púdicas. De hecho se cuenta que una adulta Alice Liddell (la Alicia a la que le escribió los libros que lo hicieron mundialmente famoso) no solo se negaba a ver a Dodgson sino que además tampoco respondía a sus cartas. Pero también es cierto que, al menos que yo sepa, no hay auténticas pruebas de abusos sexuales por parte de Dodgson a ninguna niña. La fotografía que acompaña a este párrafo es una de las muchas que Dodgson le hizo a Alice, en este caso disfrazada de mendiga. Con motivo del centenario del nacimiento de Dodgson, se expuso el manuscrito original del libro en la Universidad de Columbia, Alice viajo a los EE.UU. y conoció a Peter Llewelyn-Davies, uno de los hermanos que inspiró a J.M. Barrie para escribir "Peter Pan" y le confeso estar "cansada de ser Alicia en el País de las Maravillas".
Hablando de "Peter Pan", J.M. Barrie también arrastraba unos cuantos traumas, el primero su estatura debido a que padeció de enanismo psicogénico no creció más allá del 1,47 m. supuestamente producido por los abusos de una madre desequilibrada, autoritaria e inflexible que nunca supero la muerte de su otro hijo cuya influencia y recuerdo pesó sobre Barrie mientras que su padre lo ignoraba.
Siempre es interesante hurgar en la mente de los escritores y dramaturgos, pero sobretodo en aquellos que se han dedicado a la literatura infantil ¿quien sabe que oscuros recovecos se encuentran en la psique del creador de Pocoyo?