En “Donde viven los monstruos” Jonze y su guionista nos recuerdan que todos hemos sido niños y que entonces creíamos que debajo de la cama habían monstruos para sacarlos a la luz y que Max (el niño protagonista de la cinta) se asuste, juegue, corra, padezca, sonría, llore y, en definitiva, crezca con ellos. Y de eso trata la película: más allá del doméstico y cotidiano prólogo no hay más historia. Jonze se despoja del barroquismo de las superproducciones infantiles y sus “megagigantescas” aventuras de tono casi bíblico para acercarse al minimalismo de Schulz en “Peanuts” (a.k.a. “Snoopy”) y a la sencillez de Miyazaki en “Mi vecino Totoro”, obras con las que se emparenta porque más que contar una historia de lo que se trata es mostrar un estado de ánimo, una postura frente al mundo, en este caso el sentimiento de desamparo e incomprensión del que decide convertirse en un rebelde sin causa al transformar el mundo en el enemigo al no poder o querer comprenderlo, al igual que la protagonista de “Dentro del laberinto”.
Este es su mayor acierto y su mayor defecto, al enfrentar a Max a los monstruos (su reflejo en un juego de espejos) hay momentos en los que la película se hace lenta y contemplativa, pero esto se salva en parte gracias a una maravillosa banda sonora que acompaña perfectamente cada momento, su bonita fotografía y al nervio de una cámara al hombro que no teme correr, pararse en seco, mostrar la luz del atardecer, adentrarse en la oscuridad de la noche o del interior del estómago de un monstruo según los sentimientos de Max.
En fin, que les recomiendo “Donde viven los monstruos”, mirada sincera, melancólica e intelectualizada hacia la infancia como algo que se deja atrás inevitablemente, pero que no solo no trata de estúpido a su teórico público (el infantil) sino que además busca la complicidad de los espectadores adultos.
Lo mejor: Max Records, Catherine Keener, la feliz idea de usar actores disfrazados para los monstruos, su belleza visual, la banda sonora y la melancolía que inunda cada fotograma.
Lo peor: Se hace larga en algunos momentos, que parezca una película vacía de contenido cuando está llena a rebosar.
Me parece muy fuerte que vayas diciendo que me has escrito y que realmente lo hayas hecho cuando te he dicho que has pasado de mi ¬¬
ResponderEliminarNota: me explico como un libro cerrado...
No, usted se explica como un libro abierto al que le han arrancado las páginas. La verdad es que si había leído su entrada, pero no recuerdo muy bien porque no le escribí.
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