Reseña literaria: Anna desde el infierno (Kendare Blake, Alfaguara)

Cuando uno lee el inicio de una saga y le gusta teme que el resto de las entregas no estén a la altura de la primera. Eso me pasó cuando leí Anna vestida de sangre, primera parte de la bilogía de Blake que pese a sus defectos consiguió gustarme bastante y por ello mismo tardé en leer este Anna desde el infierno, broche final a la historia de Cas.
¿Habrá estado a la altura de mis expectativas? Lo sabréis tras la sinopsis...

Cas no ha conseguido levantar cabeza desde que Anna cruzara la puerta del infierno para salvarlo a él y a sus amigos del hechizero Obeah. No es solo que no consiga olvidarla y rehacer su vida, sino que ha empezado a tener horribles visiones de Anna torturada, aumentando así la necesidad que tiene por encontrarla y sacarla del infierno para traerla de vuelta al mundo físico.

Lo que más me gustó de la primera parte fue una ambientación realista, el equilibrio entre los personajes (aunque fueron Thomas y Carmel los que me robaron el corazoncito) y que la autora no se andaba con chiquitas en las escenas de terror, ofreciéndonos momentos llenos de sangre y vísceras. El único pero era la historia de amor entre Cas y Anna, que no solo no me parecía creíble (los enamoramientos instantáneos me parecen el peor recurso que pueda existir) sino que además se hacia cansina. Por suerte el libro aguantaba con dignidad esta necro love story emplagosa, que llevada de otro modo hubiera sido como más interesante, oye.

El problema que tiene Anna desde el infierno es que la necro love story gana demasiado protagonismo y tenemos a Cas, que en la anterior entrega molaba, llorando por los rincones porque la pobre Anna esta remuerta (vamos, que encima de muerta esta en el infierno). Para que negarlo, el Cas molón ahora ya no es tan molón, sino un cansino. Me parece muy bien que la autora nos quiera transmitir el dolor, la soledad y la rabia de su protagonista, pero a veces menos es más y en este caso se vuelve pesado, reiterativo y aburrido.

¿Y por qué no deje de leerlo? Por dos razones: por un lado estaban los tira y afloja entre Thomas y Carmel. Al igual que en la anterior entrega su relación me parece madura y realista. Es fácil comprender a Carmel, es normal que tenga miedo y que intente alejarse del mundo de los muertos. También es fácil entender a Thomas, con su fascinación por la magia, la muerte y el sentirse útil al ayudar a Cas. Las diferencias entre ambos y son un abismo a salvar. Por otro lado no abandoné el libro porque desde el principio tenía la sensación de que algo grande estaba por llegar. No me equivocaba.

Cuando Cas y Thomas viajan al Reino Unido para averiguar el origen del athame la novela remonta y mucho. Es cierto que esto sucede en el último tercio de la misma, pero ahí están Jestine, una suerte de versión femenina de Cas, y la secta druida que creo el athame, para volver a demostrar que Blake es capaz de crear personajes carismáticos y llenos de grises. Personalmente me encanta Jestine, es carismática, fuerte y decidida: podría protagonizar su propio libro o saga. En esta parte de la novela se agradece que la autora deje de lado la necro love story, centrándose en la acción y regalándonos momentos tan angustiosos como el del bosque de los suicidas.

En fin... Anna desde el infierno sigue siendo entretenido, pero a la autora se le ha ido la mano con la necro love story y nos ha convertido a Cas en un depresivo incapaz de superar que su novia (¡¡ES QUE LA LLAMA NOVIA!!) este remuerta. Por suerte ahí están los personajes secundarios y algunas buenas escenas de acción y terror para salvar la papeleta.

Recomendado a: fans de las relaciones a distancia, del anterior libro y la serie de TV Supernatural.

Lo peor: lo pesadita que es la necro love story a distancia.

Lo mejor: los secundarios y algunas escenas de terror.

La pregunta: ¿Soy el único que cree que la Kendare ha dejado algunos detalles en el aire? es como si preparara el terreno para una posible continuación.

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