Reseña literaria: Suspense. Cómo se escribe una novela de intriga (Patricia Highsmith, ed. Anagrama)

Espacio para contaros con mi habitual falta de vergüenza y mucha egolatría que me ha parecido tal y cual libro

No conocía este libro pese a que Patricia Highsmith es una de mis escritoras favoritas. En un principio iba a reservar su lectura para más adelante, pero la curiosidad me pudo y lo que en un principio iba a ser leer las dos o tres primeras páginas y ojear por encima el resto para hacerme una idea sobre el mismo hasta que llegara el momento de leerlo, terminó derivando en una lectura llena de curiosidad.

Sinopsis

Suspense. Cómo se escribe una novela de intriga no es un manual propiamente dicho, aunque tena cierta vocación didáctica, para aprender a escribir, sino un ensayo sobre la creación de una novela de suspense en el que Patricia Highsmith describe su proceso de trabajo a la hora de afrontar un nuevo libro, desde el germen inicial hasta la entrega del manuscrito a la editorial, mientras ofrece algunos consejos y ejemplos a partir de relatos de otros escritores o propios.

Opinión

¡¡No “asustarse”!! Pese a que estamos ante un texto que podría resultar pesado, cargante y autocomplaciente, Suspense. Cómo se escribe una novela de intriga (desde ahora solo Suspense), es una lectura más ligera de lo que parece en un principio gracias a que no es simplemente un texto sesudo ni una enumeración de consejos y estrategias, sino que Highsmith nos cuenta cual es su proceso y para ello utiliza no solo ejemplos ajenos, sino también propios extraídos a partir de sus propias vivencias, éxitos y frustraciones.

Por si alguien no lo sabe, cosa que dudo, Patricia Highsmith es una de las más famosas y exitosas escritoras norteamericanas de novelas de suspense. En su larga producción se pueden encontrar obras tan conocidas como Extraños en un tren (adaptada al cine por Hitchcock), La saga protagonizada por Tom Ripley (que también ha sido adaptada a la gran pantalla en numerosas ocasiones, siendo las más famosas A pleno sol, El talento de Mr Ripley y El amigo americano), Pequeños cuentos misóginos, Crímenes bestiales, La celda de cristal o Crímenes imaginarios. Teniendo en cuenta esta pequeña enumeración, me he dejado muchos libros en el tintero, y su talento creo que se explica por sí solo por qué esta autora puede permitirse dar a luz un ensaño sobre la creación literaria como Suspense. 

Lo que más me ha interesado y gustado de este libro son las observaciones de Highsmith tanto sobre sí misma como sobre la literatura en general. Para ella sus libros no son de suspense, eso es una calificación que ha venido desde fuera, sino que, en su opinión, todos los libros son de suspense porque todos tienen un secreto que el lector debe descubrir: la conclusión de la historia. Pero para que el lector quiera descubrir ese misterio, hay que conseguir que sienta interés y nada mejor que el propio autor se sienta intrigado y sorprendido por el desarrollo de la historia. Como ella misma dice a la hora de crear un argumento a partir del cual desarrollar el libro: “(...) creo que un argumento ni siquiera debe estar terminado. Tengo que pensar en mi propio entretenimiento y la verdad es que a mí me gustan las sorpresas. Si sé todo lo que va a pasar, entonces escribirlo no es tan divertido”. Para esta autora es importante que el germen el que nace el libro sea una idea que, aunque en principio sea sencilla, luego se pueda “espesar”, como ella dice, o, lo que es lo mismo, que pueda crecer, desarrollarse y complicarse mediante dificultades que se le presentan al personaje principal a la hora de lograr sus objetivos. También defiende la importancia de que los personajes deben ser capaces de hacer avanzar la trama por si mismos a partir de sus actos y decisiones, pero siempre dentro de cierta coherencia realista o, si esta se fuerza, al menos posible sin estirar al máximo la suspensión de incredulidad del lector, y, por encima de todo, que se alejen de la indecisión y que siempre estén generando una escena de acción: lo importante es que siempre este ocurriendo algo incluso en los momentos más introspectivos. 

Me ha llamado la atención que recomiende al escritor tener muy claro desde el principio cuantas páginas ocupará el relato y en cuales ocurrirán los hechos más importantes, así como la insistencia en hacer dos borradores, su metodología para corregir el primero y cómo afrontar el segundo y la necesidad de no tomarse demasiado en serio su propio escrito para luego ser lo más objetivo posible a la hora de afrontar los cambios en los borradores y manuscritos terminados, ya sean por decisión propia o por sugerencias del editor. 

Pero lo que más curiosidad me ha despertado son los ejemplos a partir de sus propios escritos y su vida: su fascinación por las mentes criminales al considerarlas más interesantes a la hora de crear un protagonista, los arranques de sus historias, alejados de las descripciones contemplativas y centradas en alguna acción, la asociación de ideas de la que nace Crímenes imaginaros, la idea inicial de El talento de Mr Ripley (el protagonista viajaría en tren por Europa transportando unos ataúdes con cadáveres escondiendo drogas en su interior) desechada como argumento pero utilizada como uno de los disparadores de la tragedia, el enfrentamiento entre dos personajes masculinos opuestos que articula muchos de sus libros, los rechazos que recibió cuando intentó publicar Las dos caras de enero o el capítulo que dedica a La celda de cristal, desde que se le ocurrió la idea, a partir de una historia real, hasta que se publicó el libro. 

En fin... Suspense. Como se escribe una novela de misterio, se puede tomar como una lectura didáctica o como una reflexión sobre la literatura de suspense, pero para mí ha supuesto una manera de conocer a una autora que siempre me ha parecido fascinante y su sistema creativo. 

Recomendado a: fans de Patricia Highsmith (si ahora se nos diera un nombre nos llamarían Patriciers o Highsmithiers) y a los interesados en escribir un libro.

 Lo peor: en mi opinión, nada en general. 

Lo mejor: la descripción de su sistema creativo, descubrir curiosidades tras algunos de sus libros y anécdotas de su propia vida. 

El dato (más descacharrante): que colgara todos sus premios literarios en el baño porque así le parecía menos pomposo.