Antes de nada NECESITO empezar esta reseña con un suma y sigue:
Sí, amiguetes, así se podría definir, simplificando mucho, la nueva película de Woody Allen, que, por suerte, es infinitamente mejor que esa cosa titulada
A Roma con amor.
La vida de Jasmine, una mujer rica de la alta sociedad Neoyorkina, da un vuelco de 180 grados cuando su marido va a la cárcel acusado de estafa y se suicida, por lo que se tiene que ir a vivir con su hermanastra a San Francisco al perderlo todo y sufrir una crisis nerviosa que la obliga a tomar antidepresivos como si fueran gominolas.
He de reconocer que cuando fui a ver la peli no tenia muchas esperanzas puesta en ella, en realidad lo único por lo que me llamaba la atención era porque Woody había vuelto a los EE.UU., dejando así el cine de turista americano por Europa que ha estado haciendo estos últimos años, y por una frase del personaje de Cate Blanchett en el trailer. Sí, a veces soy así de fácil.
La película me ha gustado aunque no se si estoy ante una comedia (muy) dramática o ante un drama con unos personajes tan patéticos que llaman a la carcajada (en ocasiones nerviosa) para poder poder relajarse un poco. Es imposible no interesaste por Jasmine, por muy mal que pueda llegar a caerte, según vamos viviendo su presente y descubriendo su pasado con ella en esos arrebatos psicóticos y alcohólicos, genial el detalle de unir el presente y los flashback con la ropa y las copas que luce Jasmine, que la van hundiendo más y más en su depresión. Es un auténtico acierto que el montaje se dedique a comparar el oscuro y deprimente presente con un despampanante y frágil pasado, porque le da fuerza e interés a una película que de haber tenido una narración lineal hubiera resultado un tostón aburrido pese a la interpretación de la Blanchett.
Y ya que nombro a la Blanchett caeré en el tópico de decir que sí, que ella es la película y que se come la pantalla porque es verdad. La australiana encaja perfectamente en el papel, le otorga a Jasmine la clase, la elegancia y el atractivo que necesita, pero también es creíble cuando se hunde, cuando finge no darse cuenta de las cosas y en esos arrebatos psicóticos de los que ya he hablado, donde consigue darle un sutil toque cómico a unos momentos muy dramáticos. De todas formas no es la única que se luce, Sally Hawkins le planta cara con dientes y uñas y también consigue lucirse como Ginger, la hermana(stra) choni, inocentona, acomplejada y algo derrotista que vive a la sombra de "la otra". La dinámica que se establece entre las dos es uno de los grandes aciertos de la película por las envidias entre ambas y el machaque continuo al que Jasmine somete a Ginger pese a su situación financiera, personal e incluso moral. Porque, entre otras cosas, la película no solo habla sobre la depresión y la familia, sino que también reflexiona acerca de la justicia, hasta cierto punto poética, que supone el sufrimiento de Jasmine, que lleva a sus espaldas una culpa que se descubre al final de la cinta, mientras que se pinta con cierta alegría la vida de la clase trabajadora, que no siempre es feliz pero que tiene la conciencia bien limpia.
Tal vez Blue Jasmine no sea la mejor película de Allen, pero si es muy recomendable, no ya solo por suponer casi una actualización o, incluso, adaptación encubierta de
Un tranvía llamado deseo, sino por el retrato psicológico de un personaje que se hunde poco a poco en el dolor hasta caer en una espiral de la que no puede escapar y por el retrato de la relación rota entre dos hermanas.
Recomendada a: fans de Allen que le habían dado por perdido y a los que creen que la infanta debe ser imputada.
Lo peor: lo que podría haber sido con una narración lineal.
Lo mejor: el montaje y todo el reparto, especialmente Cate Blanchett y Sally Hawkins.