Rincón para compartir mi opinión de las películas que veo en cutre reseñas súper pedantes. Porque yo lo valgo.
Hay un subgénero cinematográfico, entre lo racista y lo bienintencionado, en el que una persona estirada y amargada por sus obligaciones familiares, laborales y/o sociales descubre la alegría de vivir gracias a la influencia de un extranjero pobre, pero muy alegre y voluntarioso. Normalmente no me acerco a estas pelis ni con un palo, pero con Las chicas de la sexta planta hice una excepción al tratar un tema que me interesaba: las españolas que fueron a Francia a servir durante la postguerra civil.
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¿Cómo se puede hacer un photoshop tan cutre para un cartel profesional? |
Sinopsis
María González llega a París para conseguir un trabajo como criada. Con la ayuda de su tía Concepción termina trabajando para un matrimonio estirado y aburrido compuesto por un marido que vive para el trabajo y una esposa acomplejada por ser de provincias. Gracias a la presencia de María, el señor de la casa descubrirá las dificultades por las que pasan las españolas exiliadas y decidirá ayudarlas tanto como pueda.
Opinión
Lo dicho, a mi este tipo de películas me tiran para atrás, pero en este caso tenía curiosidad por el tema de las españolas que fueron a Francia a servir de criadas para poder ayudar a salir adelante a sus familias, ya que tanto en mi familia como en mi entorno hay varias mujeres que se vieron en esa tesitura.
Las chicas de la sexta planta tira de tópicos por todas partes a la hora de describir a los personajes: las españolas son escandalosas, catetas, festeras, pícaras, trabajadoras por obligación pero con un sentimiento de comunidad muy fuerte y religiosas. Vamos, que mezclan algunas cosas positivas con las negativas, pero primando más las segundas. Curiosamente, el retrato de los franceses tampoco es demasiado complaciente, aparecen como unas personas orgullosas, estiradas, aburridas de su propia vida, encorsetadas, inseguras ante la hipocresía reinante y tan agobiadas como resignadas ante sus obligaciones.
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De izquierda a derecha: Lola Dueñas, Natalia Verbeke, Carmen Maura, Berta Ojea (la última no se quien es) |
Como es evidente en este tipo de películas, la influencia de las españolas hará que el matrimonio francés protagonista descubra una forma de vida más feliz. Jean-Louis, el protagonista, descubrirá, gracias a su interés romántico por su nueva criada, como viven esas españolas afinadas en la última planta, facilitando una influencia positiva en ambas direcciones.
He de admitir que, como ya sabía por dónde iban a ir los tiros, dejé mi sentido crítico a un lado al verla peli, así que resulto un visionado agradable. Aunque reconozco que mi santo y yo nos reímos más de las incoherencias, no resultan muy creíbles algunas de las decisiones que toman los personajes, especialmente los franceses, que con la película en sí, que termina resultando tan amable y bien intencionada como simpática y olvidable.
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De izquierda a derecha: Sandrine Kiberlain y Fabrice Luchini, un matrimonio estirado. |
Lo que más me gustó fue el reparto,
Fabrice Luchini, el protagonista, creo que no lo había visto antes en ninguna peli, pero a
Sandrine Kiberlain, la esposa, la vi en
Violette y en esta peli consigue darle matices a un personaje algo esquemático, como todos en general, y la parte española está muy bien interpretada gracias a un grupo de actrices muy bien escogidas entre las que destacan
Carmen Maura y una
Natalia Verbeke que sobreactua menos de lo habitual.
En fin...
Las chicas de la sexta planta es una película simpática y bienintencionada, con una imagen muy tópica tanto de los españoles como de las clases altas parisinas y visualmente bonita... pero poco más. Se ve con facilidad pero se olvida con rapidez porque no deja huella.
Recomendada a: cinéfilos sensibleros y poco exigentes y curiosos de la historia y a quien tenga de recordar o descubrir que los españoles ya fuimos inmigrantes hace muchos años.
Lo peor: los tópicos facilones y la sensiblería que desprende en algunos momentos
Lo + peor: verla doblada, esta peli es para disfrutarla en V.O.S. para poder comprender las bromas sobre el choque cultural y lingüístico.
Lo mejor: el reparto al completo.