Espacio para contaros, con mi habitual falta de vergüenza y mucha egolatría, que me ha parecido tal y cual libro.
Y sigo poniéndome al día con las lecturas en el blog, esta vez con Canciones de amor a quemarropa, libro que descubrí por casualidad gracias a la ilustración de la portada y que una vez leída la sinopsis me sentí obligado a leerlo... y os lo voy a poner fácil: pocos libros me han enamorado tanto como esté Canciones de amor a quemarropa. No hace falta que leas más de la reseña y corre a por el libro... pero si quieres saber por qué me ha gustado tanto continúa leyendo tras la sinopsis.
La vida en Little Wing, Wisconsin, puede ser rutinaria, aburrida y dura, como bien saben Henry, Beth, Lee, Kip y Ronny, quienes han compartido infancia y hogar, aunque en algunos momentos el rumbo que toma la vida alejara a algunos de ellos del pueblo. La vuelta de Kip para casarse y convertir unos viejos graneros en un centro comercial hará que estos amigos vuelvan a reunirse, despertando viejas amistades y conflictos latentes que el paso del tiempo parecía haber enterrado.
Opinión
No sé vosotros, pero para que una historia -ya sea en formato literario, ilustrado, cinematográfico o televisivo- sea para mi algo más que un mero entretenimiento necesito a unos personajes que me parezcan reales y me emocionen, y eso es lo que consigue el autor. Nickolas Butler no ha creado personajes, sino personas de carne y hueso con sus defectos, virtudes, anhelos y frustraciones y eso es lo que hace a este libro tan maravilloso.
Este grupo de amigos que ha crecido junto en un pequeño pueblo de la Norteamérica profunda consigue, pese a su idiosincrasia, reflejar ese estado de ánimo que todos hemos atravesado en algún momento: el miedo a perderse -como Lee-, la necesidad de demostrar lo que valemos y cuanto hemos conseguido -Kip-, conseguir superar nuestras limitaciones -Ronny- o, simplemente, lograr algo tan difícil como la estabilidad y la felicidad -Henry y Beth-. Nickolas Butler divide entre sus personajes las necesidades que normalmente caen sobre nosotros como una jarra de agua fría -a traición- cuando llega la treintena y lo hace a través de una trama mínima, casi tan inexistente que se podría decir que el libro no cuenta nada en cuanto a acción se refiere, pero que consigue removerte por dentro con las tribulaciones de sus personajes.
Me ha encantado que cada capítulo este narrado por un personaje distinto, la manera en la que los narradores se dejan llevar por sus recuerdos, mezclando presente y pasado, a través de cierto lirismo, pero con sencillez y claridad, desnudándose emocionalmente. Gracias a este recurso conseguimos conocerlos por completo, ellos nos cuentan su pasado, lo que sentían cuando eran unos adolescentes y se emborrachaban en lo alto del silo, la necesidad de encontrar el amor, las contradicciones entre sus actos y sus deseos y sus frustraciones. A parte del grupo de amigos hay otro gran protagonista: Little Wing, ese pequeño pueblo de Wisconsin que les ha marcado a fuego y que los atrae o repele con una fuerza brutal, casi sobrenatural.
[Editado, que creo que esto es importante añadirlo]
Pese a que el libro se centre en varios momentos muy determinados de la vida de sus personajes sin apenas un hilo conductor entre ellos, cayendo casi en lo anecdótico, y se zambulla tanto en la vida interior de los personajes, ahondando en sus sentimientos, en los recuerdos en los que se pierden al rememorarlos y parecer que en ocasiones que la historia no tiene rumbo, la lectura es tremendamente ágil porque Butler consigue encontrar la ligereza a la hora de dejarse llevar por los personajes y evita ser pesado, redundante y aburrido en ese viaje interior que su grupo protagonista emprende.
Este grupo de amigos que ha crecido junto en un pequeño pueblo de la Norteamérica profunda consigue, pese a su idiosincrasia, reflejar ese estado de ánimo que todos hemos atravesado en algún momento: el miedo a perderse -como Lee-, la necesidad de demostrar lo que valemos y cuanto hemos conseguido -Kip-, conseguir superar nuestras limitaciones -Ronny- o, simplemente, lograr algo tan difícil como la estabilidad y la felicidad -Henry y Beth-. Nickolas Butler divide entre sus personajes las necesidades que normalmente caen sobre nosotros como una jarra de agua fría -a traición- cuando llega la treintena y lo hace a través de una trama mínima, casi tan inexistente que se podría decir que el libro no cuenta nada en cuanto a acción se refiere, pero que consigue removerte por dentro con las tribulaciones de sus personajes.
Me ha encantado que cada capítulo este narrado por un personaje distinto, la manera en la que los narradores se dejan llevar por sus recuerdos, mezclando presente y pasado, a través de cierto lirismo, pero con sencillez y claridad, desnudándose emocionalmente. Gracias a este recurso conseguimos conocerlos por completo, ellos nos cuentan su pasado, lo que sentían cuando eran unos adolescentes y se emborrachaban en lo alto del silo, la necesidad de encontrar el amor, las contradicciones entre sus actos y sus deseos y sus frustraciones. A parte del grupo de amigos hay otro gran protagonista: Little Wing, ese pequeño pueblo de Wisconsin que les ha marcado a fuego y que los atrae o repele con una fuerza brutal, casi sobrenatural.
[Editado, que creo que esto es importante añadirlo]
Pese a que el libro se centre en varios momentos muy determinados de la vida de sus personajes sin apenas un hilo conductor entre ellos, cayendo casi en lo anecdótico, y se zambulla tanto en la vida interior de los personajes, ahondando en sus sentimientos, en los recuerdos en los que se pierden al rememorarlos y parecer que en ocasiones que la historia no tiene rumbo, la lectura es tremendamente ágil porque Butler consigue encontrar la ligereza a la hora de dejarse llevar por los personajes y evita ser pesado, redundante y aburrido en ese viaje interior que su grupo protagonista emprende.
En fin...
Canciones de amor a quemarropa es un libro maravilloso, que te engancha y no solo consigue que te identifiques con sus personajes, sino que también describe a la perfección la amistad con una sinceridad desarmante.
Recomendada a: quien busque un buen libro.
Lo peor: el final me pareció algo precipitado.
Lo mejor: la sinceridad que transmite el libro.