¡Reivindiquemos de una vez los chistes fáciles sobre caca, culo, pedo, pis, tetas, pene y vagina!. Recordemos cuanto disfrutábamos con Matrimonio con hijos e Infelices para siempre, dos series clónicas centradas en sendas familias desestructuradas en las que todos sus miembros estaban cansados de soportarse unos a otros. Ahora, como para rememorar esas series, ha llegado Dos chicas sin blanca (2 broke girls)
La serie cuenta la historia de la cínica y amargada Max (Kat Denning), una veinteañera que trabaja como camarera en una cafetería cutre en la que, además, vende sus cupcackes y que pese a toda su mala leche termina acogiendo en su casa a su nueva compañera de trabajo: Caroline Channing (Beth Behrs), una rica heredera que de la noche a la mañana lo pierde todo al ser acusado su padre de estafa. La rubia, que tiene ambiciones de empresaria, tratará de convencer a Max de comercializar sus magdalenas y abrir su propio negocio juntas.
Dos chicas sin blanca comparte mucho con las otras dos series mencionadas: una estética cutre y fea compuesta por escenarios de cartón-piedra y el retrato de una realidad desagradable, aunque sin llegar a la crítica social, que esto tampoco es TV de arte y ensayo.
La principal diferencia es que la dinámica de esta serie es la de "la extraña pareja", las dos protagonistas no podían ser más diferentes. Mientras que Caroline intenta que las cosas cambien a mejor con su entusiasmo e inteligencia, es rubia e ingenua pero no tonta, Max se dedica a hacer gala de su mala leche y su eterna depresión a través de su cinismo y sus traumas.
Además, la serie hace muchas referencias a la actualidad que van desde mostrar una sociedad en la que la distancia entre ricos y pobres cada vez es más grande y como los segundos han de hacer cualquier cosa por sobrevivir, a comentarios sangrantes sobre famosos o programas de TV. Todo ello a través de chistes facilones que no dudan en abusar de la escatología y el sexo. Max habla tanto de su consolador que ya es casi un personaje más. Un aspecto curioso de la serie es esa guerra abierta y manifiesta contra los hypster, también conocidos en este nuestro blog como modernos de mierda. Es tremendamente divertido ver a Kat Denning, paladin de los modernos de mierda en EE.UU. con su encantadora cara de asco y su actitud guay, escupir veneno contra los suyos.
No es la mejor comedia del mundo y su fealdad, en casi todos los sentidos, y un humor chabacano, aunque sin llegar a ser tan desagradable como el de Dos hombres y medio, puede jugar en su contra, pero hace de la necesidad virtud y consigue que esos defectos sean sus mayores virtudes. O te encanta o la odias, no hay punto intermedio.
Recomendada a: a quienes gusten de las historias simples centradas en extrañas y antagónicas parejas. A fans del humor fácil.
Lo Peor: Una estética fea y anticuada, diálogos excesivamente chabacanos y de comicidad irregular.
Lo mejor: De vez en cuando los personajes dejan de ser una caricatura para mostrarse vulnerables y humanos. Los comentarios llenos de cinismo de Max, sobretodo cuando sus víctimas son los modernos de mierda.
Lo más mejor: La enorme química de su pareja protagonista.
Lo más caliente: Las tetas de Kat Denning y el cuerpazo de Nick Zano.
Lo más caliente: Las tetas de Kat Denning y el cuerpazo de Nick Zano.
Si no lo digo reviento y ya saben que aquí lo carnal gusta más que a un tonto una tiza. |