He de reconocer que hasta hace poco las únicas películas que había visto hasta ahora de Wong Kar-Wai eran las preciosistas In the mood for love y My blueberry nights y como me gustaron tanto tenia muchas ganas de ver Happy together, la turbulenta historia de una pareja gay hongkonesa en Argentina que le valió el premio a mejor director en el Festival de Cannes en 1997.
Si algo consigue Wong Kar-Wai es que su cine sea sobretodo sensorial, si en In the mood for love podíamos sentir la estrechez de los pasillos, la proximidad tan forzada como deseada e inadecuada y en My blueberry nights el dolor proveniente de la soledad y de las decisiones impuestas por otros, en Happy together sentimos distintas caras de la soledad: la producida por dos maneras muy diferentes de entender el amor, la soledad de saberse perdido en un lugar extraño, la soledad de ir a la deriva... pero también el bullicio de una cocina a pleno rendimiento o de un grupo de compañeros de trabajo jugando a fútbol en un callejón.
Todo esto se consigue gracias a esa capacidad que tiene Wong Kar-Wai para evitar que las imágenes tengan una mera función narrativa consiguiendo, con la estética, la preciosa fotografía y la música, fundir el mundo exterior que rodea a los personajes con su mundo interior, logrando que las emociones y las sensaciones dejen atrás la pantalla y lleguen hasta el espectador.
Recomendada a: quien quiera emocionarse con una película.
Lo peor: un par de momentos algo caóticos por su estructura narrativa (uno, que es cortico, oigan)
Lo mejor: todo.