Espacio para contaros, con mi habitual falta de vergüenza y mucha egolatría, que me ha parecido tal y cual libro.
Mira que confío ciegamente en todo lo que saca Libros del Asteroide, pero tras la polémica suscitada por su traducción de The turn of the screw por La vuelta del torno tenía ciertos reparos, para mí esta obra de Henry James siempre será Otra vuelta de tuerca, pero entre la curiosidad por leer la nueva traducción y que esta es una de mis historias favoritas, no me pude resistir a volver a leerla.
Un grupo de amigos pasan una velada relatando historias de terror cuando uno de ellos anuncia que tiene en su poder una historia que consigue ir más allá de cualquier otra, tanto por los hechos que narra como por el terror que provoca: la historia de una institutriz que debe salvar a sus dos jóvenes pupilos de la influencia de dos espíritus malignos que les acechan.
Opinión
No sé si os enterasteis, pero la nueva traducción del título suscitó una pequeña revuelta por las redes sociales y es que es verdad que el nuevo título suena fatal. La editorial promocionaba su edición como da best traducción ever la mejor y más fiel traducción hecha jamás al castellano de la obra de James.
Y le ponen ese título...
La vuelta del torno
LA VUELTA DEL TORNO
No sé a vosotros, pero a mí me suena simplemente horroroso y no únicamente porque esté acostumbrado a Otra vuelta de tuerca, sino porque no me transmite para nada lo que es el relato en sí: La vuelta del torno no solo suena muy forzado, sino que además no evoca los giros de la historia ni su ambigüedad. Los traductores pueden responder por twitter que su traducción es literal y por ello “mejor”, pero no es cierto que una traducción literal sea mejor si con ello no se hace llegar el significado que transmite el texto original. Y, digan lo que digan, es lo que sucede con el nuevo título.
Y ahora, me centro en la lectura en sí.
Aparentemente La vuelta del torno es una historia de fantasmas muy clásica: una mujer joven empieza a trabajar como institutriz y es capaz de sentir las fuerzas fantasmales que amenazan a sus dos jóvenes pupilos, decidiendo que debe salvar sus almas.
Pero en realidad es mucho más.
Lo que nos propone Henry James es un juego de espejos: la historia de la institutriz no es introducida directamente al lector por ella misma o un narrador omnisciente, sino que nos llega a partir de la evocación de una reunión en la que se están contando relatos de terror, en la cual se lee el libro en el que dicha institutriz escribió su escalofriante estancia en Bly años después de los sucesos vividos junto a sus pupilos, por lo cual, ya desde el principio, nosotros, como lectores, debemos tener en cuenta que la narración no puede ser fiable, puesto que ha pasado por diversos filtros y la memoria y la subjetividad de los diferentes narradores puede haber corrompido la narración de lo que realmente ocurrió.
Así pues, la principal pregunta que sobrevuela por todo el relato es: ¿realmente hay fantasmas? Como es evidente, nadie le confirma a la institutriz que realmente vea o sienta esas fuerzas provenientes del más allá, sino que todo parte de sensaciones y visiones que la narradora tiene en momentos en los evoca los nuevos sentimientos que florecen en ella, en situaciones de tensión o cuando cree sospechosa forma de actuar de la gente con la que vive, reforzando la ambigüedad de su versión de la historia y la impresión de que no puedes fiarte de nada. Este es el detalle más perturbador del relato, que no sabes qué ocurre exactamente y no puedes dejar de preguntarte si realmente hay fantasmas tratando de corromper las almas de los niños o si la institutriz, cuyo nombre no conocemos nunca, está sufriendo una crisis nerviosa derivada de una situación alejada y contraría a la una vida marcada por las convicciones y restricciones impuestas por las creencias religiosas de su familia. Por supuesto, no ayuda a esclarecer el misterio una atmósfera paranoica y opresiva –Bly, la mansión en medio de ninguna parte, al principio parece un paraíso, pero poco a poco se va volviendo un ente hostil–, ni unos personajes secundarios cuya actitud nunca llega a ser asertiva con la protagonista, ya sea el tío de los niños –misterioso, esquivo y despreocupado–, la ama de llaves –supersticiosa y obsesionada con los niños– o los propios niños, que parecen actuar guiados por una convicción demasiado madura y hermética para su edad.
En fin...
Así pues La vuelta del torno me parece un libro muy recomendable, una lectura entretenida y ágil, que consigue aunar sencillez con un inteligente retrato psicológico de su protagonista y una atmósfera ambigua y asfixiante que va creciendo en intensidad hasta un final que te deja sin aliento.
Recomendada a: fans de las historias de terror fantasmal.
Lo peor: que no se aprecie el juego narrativo ni su ambigüedad.
Lo mejor: la manera en la que Henry James expone los hechos y el retrato psicológico de la protagonista.
¿Lo has leído? ¿te interesa?